La noche murmura con su aliento helado,
y en el silencio, su calor aún palpita,
como brasas que nunca se apagan,
como llamas eternas que el olvido evita.

El verano partió con sus días dorados,
y el invierno llegó, lento y severo.
Se desvanecieron sus cielos claros,
y abrió entre la niebla un incierto sendero.

Un largo camino difuso entre sombras,
una puerta sellada sin despedida.
El viento del verano aún trae su memoria,
y el invierno en silencio la guarda escondida.

Buscando en lo alto la luz de las estrellas,
promesas olvidadas que el sol consumía,
sueños antiguos que el fuego dormía,
que ahora, sin llamas, retoman su guía.

La lluvia ha llegado, con su lento murmullo,
los sueños resplandecen en su frío reino.
El mañana se forja con cada paso lento,
aunque no hay abrigo en el sol de invierno.

By JDSV

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